18 de diciembre de 2017

Angoulême 2018

Dedicamos la tertulia de enero, mes en que se celebra el 45º Festival Internacional del Cómic de Angoulême, a comentar obras destacadas en ediciones anteriores (ya lo hicimos en 2016 y 2017).
Hemos elegido dos cómics que superan los límites de la autobiografía: a partir del relato de las vivencias personales, son capaces de mostrar realidades generales, conectar con nuestras propias experiencias e invitar a la reflexión.




Roz Chast, ¿Podemos hablar de algo más agradable? (2014)
Selección Oficial 2016
Premio Kirkus a la mejor obra de no ficción 2014
Finalista del National Book Award (no ficción) 2014

"Ilustradora de prensa y libros juveniles y autora de cómic, la neoyorquina Roz Chast relata los últimos años de sus padres con una ternura, humor y fidelidad a los hechos que harían palidecer de envidia a Woody Allen. Este testimonio íntimo, que tiende a lo universal, sobre las relaciones entre padres e hijos y las responsabilidades familiares, se enmarca en una narración y un dibujo alegres."
La web oficial de Angoulême describe así esta novela gráfica, diario de casi diez años en la vida de la autora, vinculada a The New Yorker desde 1978. Una obra que retrata la peculiar relación entre sus padres y su forma de afrontar las emociones -tan contradictorias como complejas son las dinámicas familiares- que le provoca el inevitable camino hacia la muerte de ambos.

 "Cualquier tipo de imagen que pudiera haber tenido de mí misma como una hija generosa, paciente, dulce y cariñosa que cuidaba felizmente a sus padres en su vejez tardó más o menos una hora en venirse abajo."
Roz Chat utiliza el humor como ayuda para reflejar con sinceridad el dolor y el miedo, mientras que la ironía y la caricatura le permiten alejarse del dramatismo inncesario o la autocomplacencia. Hace explícita, además, una realidad que socialmente tendemos a ocultar, como el viejo matrimonio protagonista. Y descubrimos que no hay soluciones fáciles ni perfectas, pero que un buen sistema público de apoyo a las personas que ya nos son autónomas es más necesario cada día.


Brigitte Findakly y Lewis Trondheim, Las amapolas de Irak (2016)
Selección Oficial 2017

- Yo también soy árabe.
- ¿Ah, sí? ¿De dónde vienes?
- De Irak.
- Ah... Entonces eres musulmana.
- No, soy árabe pero cristiana.
- Si eres cristiana, no eres árabe.
- ¡Claro que sí! Árabe es solo por la zona geográfica.
- No, no. Todos los árabes son musulmanes.
-¡Bobadas!
- ¡PFFF!

Publicado por entregas en La Matinale du Monde (una aplicación móvil de Le Monde) entre 2015 y 2016, Las amapolas de Irak muestra cómo las similitudes y diferencias entre confesiones religiosas se basan más en las tradiciones que en la fe, analiza la dinámica social del país -lo que ha cambiado y lo que aún continúa- y sirve como crónica de una compleja situación política donde la sinrazón de la violencia, representada por militares que corren de un lado para otro, siempre convierte en víctimas a las clases populares.
Al mismo tiempo, ejemplifica los obstáculos que los mecanismos administrativos generan a las personas migrantes y cuáles son sus dificultades en la sociedad de acogida: burocracia, sistema educativo, pervivencia de estereotipos, sentimiento de desarraigo.
 L'Association reseñó con acierto esta obra de dos de sus autores:
"Nacida en Irak a principios de la década de 1960, de padre iraquí y madre francesa, el libro describe su infancia en Mosul, una ciudad del norte de Irak, en una época en la que se sucedían los golpes de estado y las dictaduras militares, mucho antes de la llegada al poder de Saddam Hussein. Siguiendo el hilo de sus recuerdos, descubrimos una vida familiar afectada por las aberraciones de la dictadura y sus repercusiones en la vida cotidiana, hasta el inevitable exilio en Francia a comienzos de los años 70. Una llegada a Francia que también fue difícil, una experiencia migratoria hecha de dificultades administrativas, sociales y culturales.
En este contexto de tristes noticias, Lewis Trondheim y Brigitte Findakly retratan, a través de piezas de carácter costumbrista tan directas como delicadas, la singular trayectoria de la colorista que, por primera vez, protagoniza una obra. Enmarcada con fotos y paréntesis informativos sobre las costumbres, la cultura iraquí y sus recuerdos, compartimos con ella la nostalgia de quienes han dejado atrás su país de origen, así como los vínculos fugaces que perduran. Como las amapolas que se marchitan rápidamente."

11 de noviembre de 2017

Cómic erótico

Sybilline et al. Primeras veces (2008)
Milo Manara, El Clic (1982-2001)
Guido Crepax, Valentina (1965-1995)

Pocas veces hemos comentando en esta tertulia cómics que incluyeran como un elemento central de su trama el sexo explícito. Las muestras más claras han sido el relato autobiográfico Fresa y chocolate (Aurelia Aurita), la fantasía con personajes clásicos de la literatura popular del siglo XIX Lost Girls (Alan Moore y Melinda Gebbie) y el cómic independiente Omaha (Reed Waller y Kate Morley).
Aprovechamos este mes para contraponer narrativas muy diferentes. Por un lado, la de dos artistas italianos que marcaron la historieta europea de la segunda mitad del siglo XX, pero que en el momento actual parecen muy desfasados, ya que se limitan a repetir modelos de historia y personajes sin apenas variaciones. Por otro, la de autores y autoras del cómic contemporáneo, que multiplican los puntos de vista, los temas que tratan y las formas de presentarnos sus propuestas.

"Queríamos mostrar, pero también contar. 
El sexo es ante todo un intercambio (...) Follamos porque nos gusta, porque nos descubrimos, porque aprendemos.
Me apetecía contar historias que recordasen que el sexo es hermoso y que dijeran que lo que para unos es un exceso, para otros es tierna normalidad."
Primeras veces incluye diez historias escritas por Sybilline y dibujadas por diez autores y autoras franceses, salvo Dave McKean -a él, Alfred y Cyril Pedrosa ya los conocíamos-.
Como perfecto contrapunto de El Clic y Valentina, presenta historias narradas en primera persona por las mujeres que las protagonizan. Cada una de ellas es un personaje diferente, no hay moldes que se repitan una y otra vez según las fantasías y preferencias del autor. Lo que se cuenta es mucho más que una excusa para mostrar escenas de sexo: se habla de quiénes somos, qué anhelamos, cómo nos relacionamos... Y en todo ello, como en nuestras vidas, el sexo ocupa un lugar importante.
Estos relatos breves incluyen ternura, decepción, complicidad, egoísmo, humor, fantasía, soledad, placer, dolor, vergüenza, libertad, reencuentro y, por supuesto, mucho deseo. ¿Cuál es vuestro favorito?
Traducimos aquí parte de una interesante entrevista a la responsable de los guiones de Primeras veces:
- ¿Por qué elegiste estas diez primeras veces y no otras?
- Diez ya eran muchas, me preocupaba que no funcionasen. No quería añadir una o dos historias más. Creo que elegí temas fáciles y fundamentales. Las primeras veces demasiado alejadas de lo habitual no hubiesen funcionado. Y, sobre todo, quería que se hiciesen eco de algo vivido o posible.
- Mientras escribías estas historias, confesaste que te habían molestado algunas prácticas sexuales. ¿Quieres hablar de eso?
- Vi películas X mientras escribía Primeras veces, quería ver cómo era la pornografía actual. Hay una verdadera guerra de ofertas en el porno, una escalada a veces violenta. Las películas se copian entre sí, encuentras los mismos tortazos, las mismas posiciones improbables, dobles penetraciones. A fuerza de ver esas imágenes, todo se vuelve obvio y accesible. Eh, atención, no lo critico, solo estoy un poco preocupada por quienes aprender a tocarse con el cine porno como única referencia. Escribí Negado para hablar de eso.
- Cuentas estas primeras veces con una sencillez sorprendente, con sinceridad. Para lograrlo, ¿tuviste que hacer un trabajo personal previo para gestionar tu propio pudor?
- ¡Gracias! La vergüenza es, a menudo, una muestra de inquietud en la relación con otras personas. Al principio, me dije que hacer un libro como este era tan fácil como correr desnuda bajo la Torre Eiffel. Y bueno, si lo piensas un poco, ¿por qué no? Sobre todo, me daba miedo no estar a la altura; abordar un "género" es aterrador. En cualquier caso, es más fácil poner por escrito lo que a veces no somos capaces de decir en voz alta.
- Cuando se escribe un cómic transgresor, el autor se expone mucho, ¿verdad? ¿Te preocupa la mirada de los demás?
- Aunque este libro no habla solo de mi experiencia, creo que se parece a mí. Es una obra íntima, donde cada autor ha puesto mucho de sí mismo. Donde podría pensar que iba a estar muy expuesta, al final estuve muy protegida. Por supuesto, me hice preguntas. ¿Qué van a decir, qué van a imaginar sobre mí, sobre lo que soy? Me da igual, no me importa. Aunque ese era el riesgo de aceptar este proyecto. El sexo es cada vez más accesible, pero continúa sonrojándonos y hace que nos riamos tontamente. Es un tema importante, pero delicado. Lo que saqué en claro de mis titubeos es que hacer un libro así sin asumir eso hubiera sido absurdo.
Las obras de Milo Manara y Guido Crepax, pese a inscribirse dentro del género erótico, tienen poco en común con los relatos de Sybilline. Quizá una de sus primeras veces, Negado (el sexto relato), refleja cierta actitud hacia las mujeres que está presente en los dos autores italianos:
"De hecho, todo lo hace de forma automática (...) Si pudiera, le diría hasta qué punto está al margen. Hasta qué punto es falso su imaginario sexual."

Los años 80 y 90 contemplaron el éxito del cómic erótico. Las revistas dedicadas a este género protagonizaban gran parte del crecimiento del mercado; por ejemplo, Kiss Cómix llegó a vender en España entre 20.000 y 30.000 ejemplares al mes y conoció ediciones internacionales. Según comentan quienes vivieron ese boom, el descenso drástico de ventas coincidió con el acceso masivo a internet.

 “Le propongo el mejor trato de su vida, caballero (…) Un mando a distancia para desencadenar en esa hermosa dama el furor erótico más devastador que haya experimentado en su vida.”
En ese contexto, la primera parte de El Clic (1982) mantuvo una demanda constante en librerías durante mucho tiempo. Gracias a esta breve historia, Milo Manara saltó a la fama, llegando a trabajar con Hugo Pratt (Verano indio, El Gaucho) y para Marvel -con cierta polémica- o DC Comics -donde tampoco se ha librado de conflictos-.
El relato original acumula escenas cómicas (la actitud del marido en el cine, la persecución en el hotel) que permiten enlazar los episodios sexuales. Las contradicciones narrativas se acentúan en las secuelas, con inconsistencias y cambios no explicados en la situación y actitud de varios personajes.
El interés del lector no se centra, por tanto, en el argumento, en el retrato de la corrupción e hipocresía de las clases altas o en su leve denuncia medioambiental, sino en la repetición de un modelo físico de mujer que, desde entonces, será una constante en la obra de Manara. Claudia Christiani es igual al resto de jóvenes que dibujará -de forma magistral- a lo largo de su carrera; los hombres también son personajes estereotipados -el marido viejo y engañado, el feo que desea a la joven hermosa, el excéntrico doctor extranjero, los jóvenes atractivos, etc.-, pero se diferencian entre sí por algo más que su peinado. Sin embargo, algunas explicaciones, que os recomendamos leer, convierten este hecho en un punto fuerte de su producción.
En cualquier caso, las opiniones encontradas sobre esta obra, más que en el contenido erótico -aunque el autor autocensuró una escena por temor a la posible reacción-, seguramente se centran en el rol que otorga a hombres y mujeres. El Clic muestra, a través de la exageración, una desigual relación entre géneros, pero sin aparente intención crítica: los varones insultan y pegan a la protagonista por expresar sus deseos, que ellos comparten; al mismo tiempo, se aprovechan de su conducta o la manejan como una marioneta sin voluntad propia.
En las obras de, por ejemplo, Julie Doucet también hay sexo explícito, pero presentado a través de códigos propios y una perspectiva que supera la visión androcéntrica. O -volviendo a la polémica de Manara con Marvel- es posible presentar a los personajes de una forma que les otorgue mayor significación.

“¡Diseñaré a una mujer diferente!… Nada de Dale Arden… O tipo el pelo largo y rubio… Una como Louise Brooks (…) Una con los ojos tristes.”
Valentina es un fumetto producto de la burguesía italiana de mitad del siglo XX, a la que pertenecía su autor, Guido Crepax. Las aventuras que protagoniza están llenas de elementos que forman parte del habitus de ese grupo (lo que P. Bourdieu definía como los esquemas de percepción, valoración, pensamiento y acción de una determinada posición social): referencias constantes a la mitología clásica, las grandes figuras de la alta cultura moderna y contemporánea, el surrealismo y el pop art. Particularmente interesante para la tertulia es la reivindicación del cómic de aventuras nacido en la década de los años 30: aparecen directamente Flash Gordon, Mandrake the Magician y The Phantom, mientras que las historias iniciales recuerdan a series como Secret Agent X-9 o John Carter.
La importancia de las ensoñaciones y la fantasía onírica, que tanto destaca Román Gubern en la introducción al tomo editado por Lumen (la editorial que trasladó por primera vez Valentina al castellano), conecta con el gusto de la época por el psicoanálisis; también está muy presente cierta interpretación de la teoría marxista. Como señala la historiadora del arte Francesca Lladó, su discurso da protagonismo a las “áreas del subconsciente y de la opresión sociológica.”
La evolución de las historias incrementa el protagonismo del personaje femenino y la carga erótica de las viñetas. Entre las que podéis leer en los ejemplares disponibles en la biblioteca, las más representativas son Valentina perdida en el país de los Soviets (1967), Los húsares de la muerte (1968, añadida en la reedición de Los subterráneos) y El doble delito de la calle Morgue (1976).

(Philip Rembrandt)- ¡Me parece demasiado sencillo, no puede ser así! ¡Necesitamos ir a Praga, a Vía Graficka, para pillar a los asesinos! Pero podría ser peligroso para ti.
(Valentina)- ¡Un momento! ¡Esta vez yo soy la protagonista de la historia… No puedes dejarme en casa!”
¿Es Valentina Roselli un personaje opuesto a Claudia Christiani? ¿Representa a una mujer que toma decisiones libremente, frente a quien es controlada por los hombres que la rodean? Lo comentaremos en la tertulia de diciembre 😊

Por último, gracias a Joste y Marijo por proponer el tema, a Mariví por sugerir que añadiésemos una autora y evitar así que presentásemos cómic erótico producido desde un punto de vista exclusivamente masculino, a Iosu por recomendar Primeras veces y a Nacho por su disponibilidad y esfuerzo.

7 de octubre de 2017

Zeina Abirached

Zeina Abirached, El juego de las golondrinas (2007)
Selección Oficial Festival de Angoulême 2008
Zeina Abirached, El piano oriental (2015)
Selección Oficial Festival de Angoulême 2016
"El dibujo es una forma de capturar lo que desaparece. (...) Debe contar una historia y recuperar imágenes antes de que se pierdan."
"Estudié publicidad cinco años. Encontré rápidamente  imágenes eficaces a nivel narrativo, que funcionaban con un mínimo de artificios gráficos."
"Lo fascinante de trabajar solo con blanco y negro es que, como únicamente hay dos colores para expresar una idea, hay que prestar especial atención a la composición de cada viñeta y al equilibrio de las viñetas en la página. Hasta el cambio más pequeño es importante. A menudo hago varias pruebas y a veces, cuando he terminado la página, siento la necesidad de dar la vuelta a los colores de algunas viñetas."
Álvaro Pons señalaba hace años que es un error considerar a Zeina Abirached una nueva Marjane Satrapi, pese a las (solo) aparentes similitudes en estilo y las coincidencias biográficas -proceden de familias de nivel sociocultural elevado y se formaron parcialmente en escuelas de arte francesas- o temáticas: ambas han elaborado narraciones autobiográficas que muestran los efectos sociales negativos de dos conflictos políticos y religiosos (Irán y Líbano), e incluso reconstruyen -de forma más o menos ficticia- la vida de un pariente relacionado con la música (Pollo con ciruelas).
La propia autora afirma:  "Llegué a París en 2005 y pasé un año en la [Escuela de] Artes Decorativas... En esa época, todo el mundo me decía que mis dibujos se parecían a los de Satrapi... ¡y yo no la conocía! Un día, cuando ya estaba harta, compré Persépolis para saber a qué se referían. Mi principal influencia es David B., que parece haber influido a la propia Satrapi."

"(...) hubo un tiempo en que una línea de tren cruzaba el Líbano (y, algo totalmente inconcebible a día de hoy, unía, pasando por Beirut, Damasco, Alepo y Jerusalén)."
Abirached nos transporta a Beirut en dos momentos muy diferentes: quince años antes de la guerra civil libanesa y en mitad del conflicto. Muestra cómo la violencia transforma la ciudad -las barricadas y los edificios en ruinas de las páginas iniciales de El juego...- y limita las posibilidades de moverse libremente -qué distintos los paseos de Abdalah Kamaja del macabro baile que deben ejecutar los padres de la autora-.
Los efectos negativos de la guerra son también muy claro cuando se comparan personajes y objetos repetidos en ambos cómics: el humor que destila la relación preguerra entre los gemelos Vincent y Ernest se transforma en melancolía; hay una caja de zapatos en cada obra, pero también significan cosas diferentes.
Al mismo tiempo, vemos el proceso de construcción de una identidad personal flexible, que retoma elementos del pasado familiar, de las lenguas que habla y de las propias experiencias vitales.
"Cuando comencé a escribir El juego de las golondrinas organicé con bastante facilidad el espacio de la habitación, que funciona como el escenario de una obra de teatro, en el que los personajes entran por uno u otro lado."

La imaginaria línea verde que dividía Beirut de norte a sur es un buen ejemplo del absurdo de la guerra. Personas de distinto origen socioeconómico y edad terminan unidas, sin importar sus creencias religiosas o si se encontraban antes en el lado este u oeste de la ciudad. Han experimentado la pérdida y comparten la necesidad de huir, como recuerda permamentemente el tapiz que sirve de decorado. En cuanto al estilo, el lento paso del tiempo se refleja en los pequeños cambios de las miradas y los gestos.

"Siempre me ha gustado trabajar sobre un motivo central, sobre las cosas que se repiten, sintetizar las formas. En El piano oriental, quería dibujar la música. Reflejar los sonidos a través del dibujo. Quería que el lector tuviese la impresión de estar delante de una partitura. Gracias al blanco y negro, también trabajé sobre el ritmo."
La historia de su bisabuelo permite a Abirached dotar de significado a sus propias vivencias- educación, viajes, búsqueda de la identidad-. Publicada ocho años después de su primera novela gráfica, en El piano oriental los recursos estilísticos son aún más importantes: la perspectiva cenital aclara la dinámica de la relación entre el matrimonio, los bocadillos de texto protagonizan varias escenas, aprovecha de múltiples formas las posiblidades de organización del espacio en la hoja, etc.
Una curiosidad: mientras que Abdalah Chahine tenía como objetivo construir un piano microtonal que no se diferenciase externamente de uno tradicional, ha habido otros ejemplos en el último siglo.


Para ver y leer después...
  • Zeina Abirached realizó el cortometraje Mouton en 2006.


  • Me acuerdo: Beirut (2008) está en las bibliotecas de Yamaguchi (en francés), Noáin y Navarra (en castellano).
  • El día que Nina Simone dejó de cantar (2008) está basado en un monólogo teatral de Darina Al-Joundi y Mohamed Kacimi. Narra la infancia y juventud de la primera en Beirut entre los años 70 -con diecisiete grupos religiosos en conflicto- y la primera década del siglo XXI.

7 de agosto de 2017

Arte y ficción

Jason, No me dejes nunca (2006)
Premio Eisner 2007 a la mejor edición de material internacional
Scott McCloud, El escultor (2015)

En la primera parte de No me dejes nunca, Jason refleja algunos de los episodios autobiográficos que Ernest Hemingway relató en París era una fiesta (A Moveable Feast, 1964).
Con su habitual concisión, el noruego es capaz de transmitir fielmente la actitud del premio nobel ante personajes históricos como Hadley Richardson- su primera esposa- F. Scott y Zelda Fitzgerald, Ezra Pound, James Joyce o Gertrude Stein. Siguiendo los textos de Hemingway retrata, con sus habituales personajes antropomórficos, a los más conocidos representantes de la "generación perdida", esa comunidad de artistas anglosajones expatriados temporalmente en el París de los años 20.
Así puede plantear una reflexión sobre las actitudes de estos peculiares personajes, que optaron en muchos casos por mostrarse orgullosos de sus dificultades económicas, al tiempo que se sentían miembros de una elite destinada a generar una nueva estética y ética.
En la segunda mitad del cómic, sin embargo, las influencias son muy distintas. Manteniendo ese tono de sutil humor e irrealidad que impregna toda su obra, Jason toma prestado (y exagera) el ritmo y argumento de películas clásicas como La jungla de asfalto o Atraco perfecto. Zelda se convierte en el paradigma de la femme fatale -Hemingway así la consideraba, al menos en cuanto a la influencia que tenía sobre Fitzgerald- y el resto de personajes en... bueno, ¡para saberlo tendréis que leer la obra!
Un detalle curioso: el título original (The Left Bank Gang) hace referencia a la margen izquierda del Sena, donde se situaban los barrios bohemios de la capital francesa, la zona preferida por Hemingway y su círculo. La editorial Astiberri optó por un título que centra la mirada en la relación entre Ernest y Hadley. Quizá de forma involuntaria, aumenta el tono melancólico de la historia: en 1926, tras cinco años de estancias intermitentes en París, se divorciaron.
«Un millón de personas, y todas compartimos el mismo sueño. Crear, conectar, ser recordados.»
Esa misma tristeza impregna El escultor, la obra más reciente de Scott McCloud. Quizá por tener demasiado presente que se trata del autor de Entender el cómic y Hacer cómics, es sencillo identificar cierta intención didáctica e insistencia en los temas que le interesan. Además, contemplamos cómo aplica en el cómic su clasificación de las transiciones y sus ideas sobre la función expresiva de los distintos tipos de planos, separaciones entre viñetas y posiciones en el continuo abstracción-realismo.
En todo caso, se trata de una novela gráfica que plantea preguntas importantes sobre el arte: la posibilidad de un criterio absoluto, la necesidad o no de un espectador para dar sentido a la obra, el peligro de caer en la dictadura del mercado, los distintos significados que la expresión artística tiene para los creadores (elaborar un relato sobre el propio pasado y construir una identidad, obtener reconocimiento, lograr poder ecónómico o un estatus elevado, ayudar a otras personas, perdurar, tener un trabajo remunerado...). Son temas que ya tocaban El arte: conversaciones imaginarias con mi madre y Las Meninas, que leímos el año pasado en la tertulia.
Sin embargo, creo que el mayor valor de esta obra se encuentra en las reflexiones sobre el valor de la vida, su ineludible carácter efímero y el descubrimiento de que su sentido pasa por el encuentro sincero con otras personas.
El autor logra generar emoción en el lector apoyándose en dos personajes muy bien construidos a partir de sus contradicciones: David y Harry.
Para terminar, otra curiosidad: visitad la web de David Smith, el escultor con el que confunden al protagonista y que fue el principal exponente del expresionismo abstracto norteamericano.

1 de julio de 2017

Programación 2017-2018

La variedad está asegurada en los cómics del curso 2017-2018, que se han seleccionado a partir de las propuestas y/o votaciones de los miembros de la tertulia.
Recuperamos autores (Jason, Tamaki) y personajes (Corto Maltés) ya leídos, añadimos clásicos que estaban pendientes (McCloud, Manara), seguimos reflexionando sobre el arte y la literatura (octubre y abril),  no olvidamos que en enero se celebra el Festival de Angoulême, "estudiamos" en profundidad una obra fundamental (Maus) y nos acercamos a la realidad con meses dedicados al Líbano y las adopciones.

4 de octubre 2017: Arte y ficción
- Jason. No me dejes nunca
- Scott McCloud. El escultor

8 de noviembre: Zeina Abirached
- Z. Abirached. El juego de las golondrinas
- Z. Abirached. El piano oriental

13 de diciembre: Cómic erótico
- Guido Crepax. Valentina
- Milo Manara. El clic
- Sybilline et al. Primeras veces

10 de enero de 2018: Angoulême
- Roz Chast. ¿Podemos hablar de algo más agradable?
- Brigitte Findakly y Lewis Trondheim. Las amapolas de Irak

7 de febrero: Revisar un clásico
- Art Spiegelman. Maus
- Art Spiegelman. Metamaus

7 de marzo: Autoras muy actuales
- Jillian y Mariko Tamaki. Skim
- Kelly Sue DeConnick y Emma Ríos. Bella Muerte 1

11 de abril: Novelistas
- Michèle Gazier y Bernard Ciccolini. Virginia Woolf
- Jesús Marchamalo y Marc Torices. Cortázar



9 de mayo: Adopción
- Jung. Piel color miel
- Cristina Durán y Miguel Ángel Giner. La máquina de Efrén
- Mamoru Hosoda. El niño y la bestia



6 de junio: Corto Maltés
- Hugo Pratt. Corto Maltés en Siberia
- Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero. Corto Maltés. Bajo el sol de medianoche
- Pascal Morelli. Corto Maltés en Siberia


8 de junio de 2017

La tertulia cumple diez años...

... y lo celebraremos hablando con Fernando Tarancón, librero y editor. Gracias a su trabajo en Astiberri hemos podido acceder a muchos de los cómics (¡alrededor de 50, si no nos fallan los cálculos!) leídos durante esta década.
Será un encuentro abierto a todas las personas que han participado en la tertulia. Seguro que en el diálogo encontramos un montón de buenas ideas. ¡Nos vemos!


29 de mayo de 2017

Jiro Taniguchi

Jiro Taniguchi, El viajero de la tundra (1994-2003)
Jiro Taniguchi y Hiromi Kawakami, Los años dulces (2008)

Taniguchi (1947-2017) es el mangaka más conocido entre el público occidental, superando a Tezuka en Europa gracias a, sobre todo, el éxito de Barrio lejano. Pero, quizá ocupados por sus obras más intimistas (El almanaque de mi padre, El caminante) muchos lectores desconocen que, durante sus más de treinta años de carrera como guionista y/o dibujante, ha sido capaz de abordar géneros muy dispares: policiaco, aventuras clásicas, ciencia-ficción, wéstern, costumbrismo, slice of life...
Muchas veces inspirado por sus lecturas -Raymond Chandler, Jack London, Herman Melville, Natsume Soseki- incluso ha adaptado novelas: La cumbre de los dioses, de Yumemakura Baku y Los años dulces (El maletín del maestro, Hiromi Kawakami; publicada en castellano como El cielo es azul, la tierra blanca. Una historia de amor).

El viajero de la tundra, que recopila seis relatos breves aparecidos  en las revistas seinen Big Comic y Big Comic Spirits, es una buena muestra de esa variedad de intereses e influencias.
El páramo blanco se basa muy libremente en el inicio de Colmillo blanco; en Regresar al mar, la ballena jorobada Old Dick y la fascinación de su protagonista por los cetáceos recuerdan a Moby Dick; el joven dibujante de Shôkarô se asemeja al de Un zoo en invierno, imagen de su autor.
Al mismo tiempo, las historias tratan algunos de los temas más habituales en Taniguchi: el primer amor en la etapa que separa la infancia de la adolescencia, el respeto y aprecio por la naturaleza, las relaciones familiares, la separación y la pérdida.



En la adaptación al manga de la cuarta novela de Hiromi Kawakami, Jiro Taniguchi se mantuvo escrupulosamente fiel al relato original, protagonizado por una mujer que, con casi cuarenta años, sigue siendo una adolescente y parece eludir cualquier vínculo firme.
Nuestro autor del mes destaca los aspectos más vinculados a su estilo, refuerza su habitual ritmo tranquilo, que anima a disfrutar con atención cada viñeta, y recuerda obras anteriores como El caminante o El gourmet solitario: los locales a los que acuden el maestro y Takashi Kojima son tan diferentes en sus platos como las vidas que le ofrecen los dos hombres a Tsukiko.
Como aspecto destacable, se trata de la única historia dibujada por Taniguchi en la que el punto de vista narrativo es el de una mujer.

23 de mayo de 2017

Novedades Cómic abril-mayo 2017

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Che, una vida revolucionaria. Libro 1, de J.L. Anderson. Sexto Piso, 2017. La novela nos permite ser testigos de las primeras experiencias de Guevara en los grandes conflictos sociales y militares que vivía Latinoamérica en los años cincuenta: Guatemala, Bolivia,  Méjico... Y es en Méjico donde Ernesto conoce a un grupo de revolucionarios que acaban de intentar la gesta imposible de desestabilizar al todopoderoso dirigente cubano Batista con el asalto al cuartel Moncada. A la cabeza de estos locos idealistas se encuentra un joven llamado Fidel Castro. El histórico encuentro entre Castro y Ernesto Guevara supone uno de esos episodios con los que se escribe la historia.

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Rulfo, de Oscar Pantoja y Felipe Camargo. Rey Naranjo, 2017. El comienzo del siglo XX se presenta muy convulsionado en México. Batallas campales, violencia religiosa y un sino de muerte marcan los primeros años del pequeño Juan Rulfo. La muerte de sus padres y su refugio en la lectura le marcarán su destino como escritor de las más intensas historias. (Reseña de la editorial)
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Lamia, de Rayco Pulido. Astiberri, 2016. Barcelona, 1943. El asesino más sanguinario que ha visto la ciudad anda suelto. Mauricio “Herr Doktor”, un detective privado poco convencional, aparcará su agenda para dar caza al criminal. Por ahora, sus clientes deberán esperar, entre ellos, Laia.
Laia tiene 32 años y, pese a ser huérfana, ahora tiene todo lo que siempre ha deseado: un esposo que la quiere, un bebé en camino y un buen trabajo donde escribe para el programa radiofónico de más éxito, El consultorio de Elena Bosch.
Laia es feliz... pero Laia vive una mentira que la llevará a tomar extrañas decisiones. Y las consecuencias serán trágicas... (Reseña de la editorial)
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Un millón de años, de David Sánchez . Astiberri, 2017. Cielo, tierra y rocas. Un teléfono suena en el desierto. Brotan de la arena escarabajos azules, cíclopes, caníbales, animales practicando la cartomancia. Y Dios. Que sea el Alfa y el Omega, Yavé o “una energía amorosa e inteligente”, la figura divina vertebra el nuevo cómic de David Sánchez y aparece como una fuerza inasequible, incomprensible, que tiene sus propios planes a pesar de los rezos y artimañas de los personajes para escapar a su voluntad.
Animales de gran carga simbólica pueblan Un millón de años: la serpiente, el escarabajo, el águila, pero también transitan por sus páginas un cerdo enmascarado, una gaviota carroñera o un pulpo con anillos en los tentáculos. “Con este cómic quería entrar en un terreno más ficticio. Además, me gusta pensar que los personajes están bajo el efecto de algún enteógeno y que eso les proporciona la experiencia mística o divina, y la visión animal”, destaca el autor. (Reseña de la editorial)

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Los cuadernos de Esther, de Riad Sattouf. Sapristi, 2017. Esther tiene 10 años, ojos grandes y un flequillo coqueto.
A punto de empezar 4º de Primaria en su escuela de París, se pregunta a diario por miles de cuestiones que le preocupan a una niña de su edad: la amistad, el embarazo de su madre, los ataques terroristas, los jerseys de cuello alto, las enfermedades. (Reseña de la editorial)

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Cuanta tierra necesita un hombre, de Martin Veyron. Norma, 2017. Pajom vive con su mujer e hijo en su parcela de tierra en Siberia. Aunque no es grande, lo que cultiva le da para mantener a su familia. Sin embargo, su huerto no es lo suficientemente vasto para su ambición. «Si solamente tuviera más tierras —suspira mientras eleva la vista por encima de la cerca de su pequeña propiedad—, podría ser al fin feliz del todo».
Martin Veyron (Gran Premio del Festival de Cómic de Angoulême 2001) adapta con éxito el relato de uno de los grandes autores clásicos, León Tolstói (Guerra y Paz, Anna Karenina). Una fábula atemporal sobre la codicia y la ambición de los hombres calificada por James Joyce como «una de las mejores historias de la literatura contemporánea». (Reseña de la editorial)
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Kobane calling, de Zerocalcare. Reservoir Books, 2017. En su último cómic, Zerocalcare relata en primera persona, con una mirada lúcida y solo a veces irónica, una de las batallas por la libertad más importantes que se están librando en el mundo. En silencio. La Guerra de Siria.
Kobane Callinges un libro importante, difícil de definir en pocas palabras, que recoge la crónica de dos viajes de Zerocalcare al Kurdistán, más concretamente a la franja de Rojava, el territorio donde viven cuatro millones y medio de kurdos, antes de recuperar Kobane de manos del Estado Islámico y después de reconquistar la ciudad.
En él el autor muestra la zona como no lo hacen los telediarios: los escombros de Kobane son los de un pueblo entero en pie de guerra que defiende su derecho a existir, que defiende unas fronteras frágiles que ningún atlas geográfico reproduce.
Una magnífica crónica en formato cómic de la revolución que quieren abanderar los kurdos en Rojava: una utopía democrática sin igual en Oriente Medio, en el ámbito musulmán y quizá incluso en el mundo. (Reseña de la editorial)
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La mujer de al lado, de Yoshiharu Tsuge. Gallo Nero, 2017. Escritas a lo largo de un periodo de cuatro años, tiempo en el que Yoshiharu Tsuge padecía ya de una frágil salud física y mental, las seis historias reunidas en este volumen bajo el título de La mujer de al lado componen un cuadro de trazos autobiográficos tanto de los inicios del autor en el mundo del manga, como de los sucesivos fracasos y sinsabores existenciales que atravesó.
Aparentes distorsiones de la realidad de Japón, las seis historias reflejan una vida cotidiana materializada como el reverso del éxito social y nos devuelven el relato deshilvanado de todos aquellos que quedaron al margen del gran progreso económico del país. (Reseña de la editorial)
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Chiisakobee, de Minetaro Mochizuki. ECC, 2016. 4 v. Publicado originalmente en la revista Big Comic Spirits, este conmovedor drama narra el regreso del protagonista a su hogar motivado por la convicción de retomar la empresa familiar; contexto que coincide con la llegada de Ritsu, amiga de la infancia a quien contrata como asistente, y de un grupo de niños que se escapan de un orfanato.

Versión libre de una novela de Shûgorô Yamamoto ambientada en el periodo Edo que a su vez contó con una adaptación cinematográfica (Tomotaka Tasaka, 1962), Minetarô Mochizuki opta por trasladar la acción al Japón contemporáneo, dando forma a una serie galardonada con el Premio a la excelencia en el Japan Media Arts Festival de 2013, e incluida en la selección oficial del Festival Internacional de la Bande Dessinée de Angouleme 2016. (Reseña de la editorial)
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Valerosas 1: mujeres que sólo hacen lo que ellas quieren, de Pénélope Bagieu. Dibbuks, 2017. Desde científicas, actrices o activistas, estas mujeres son valerosas, atrevidas, decididas y lucharon por conseguir sus sueños y salir adelante en sus respectivos periodos históricos. Muchas de ellas hicieron saltar por los aires los prejuicios sociales y nos demostraron que echarle valor y perseverancia no es cosa solo de hombres. Algunos ejemplos son: Wu Zetian, emperatriz china que creó un esbozo del actual derecho laboral e instauró los méritos para poder acceder a cargos públicos; Margaret Hamilton, la actriz “aterradora” especializada en papeles del mal que hizo de su extraña belleza un referente en Hollywood; o Agnodice, ginecóloga griega que tuvo que vestirse de hombre para poder trabajar y conseguir que las mujeres pudieran ejercer la medicina n su país. (Reseña de la editorial)
Nuestros miedos ocultos, de Fran Krause. Sapristi, 2017. Todos tenemos miedos irracionales, desde ese fantasma que creemos que vive en el espejo del lavabo hasta imaginar que somos absorbidos por las escaleras mecánicas del centro comercial. Fran Krause ilustra de un modo hilarante 101 miedos vitales que los subscriptores de su Tumblr le han ido contando online durante meses. Este libro revela esa parte primaria de nuestro inconsciente, subrayando nuestra idiosincrasia y nuestras similitudes como seres humanos vulnerables. (Reseña de la editorial)

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La levedad, de Catherine Meurisse. Impedimenta, 2017. El día 7 de enero de 2015, la alarma del despertador de la dibujante Catherine Meurisse no sonó, haciendo que llegara tarde a la reunión del equipo de diseñadores de la revista Charlie Hebdo.
Este descuido le salvó la vida, pero no la libró, como al resto de los supervivientes del fatídico atentado contra la sede de la publicación, de afrontar la violencia de un terrible suceso que la dejó amigos, maestros, mentores y, de paso, sin inocencia. Decidida a encontrar un nuevo punto de partida, la autora, que ha perdido casi todos sus apoyos, emprende, en medio del caos y la aridez estética que siguió a aquellos días, un viaje en busca de lo contrario: la belleza.
La levedad es un refugio contra la necedad humana, pero también una celebración de la belleza y del arte de crear. (Reseña de la editorial)

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Oscuridades programadas: crónicas desde Turquía, Siria e Iraq, de Sarah Glidden. Salamandra Graphic, 2017. ¿Qué es el periodismo? ¿Cómo se propagan las historias? ¿Cuándo se confunden la memoria y la verdad? La dibujante estadounidense Sarah Glidden acompaña a dos amigos reporteros —fundadores de una organización de periodismo sin ánimo de lucro— en un viaje por Turquía, Siria e Iraq con el fin de descubrir historias que ilustren el efecto causado por la guerra de Iraq en Oriente Próximo en general, y en los refugiados en particular. Al trío se une un amigo de la infancia y exmarine, cuyo servicio en Iraq aporta un punto de vista inesperado y a menudo desconcertante, tanto para las personas que van conociendo en el camino como para ellos mismos. A lo largo del periplo, Glidden observa que los reporteros repiten la misma pregunta: «¿Quién eres?» Y todos sus interlocutores tienen una historia interesante que contar: el bloguero iraní, un representante de las Naciones Unidas, un taxista, un iraquí expulsado de Estados Unidos, los iraquíes que buscan amparo en Siria e incluso el marine estadounidense. Ganadora del premio Ignatz al Mejor Nuevo Talento por Una judía americana perdida en Israel, Sarah Glidden registra todo lo que se va encontrando con una mirada minuciosa y receptiva. Este libro, ilustrado con las acuarelas tenues características de Glidden y escrito con honestidad y candor, afianzará a su autora como una de las voces de no ficción más originales del momento. (Reseña de la editorial)

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Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora, de Tom Gauld. Salamandra Graphic, 2015. Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora es una selección de las tiras cómicas de Tom Gauld, que durante los últimos años ha hecho las delicias de los lectores del prestigioso diario británico The Guardian. Con una mirada irónica y una predilección por la excentricidad y el absurdo, las historietas de Gauld conforman un microcosmos en el que se entremezclan lo clásico y lo contemporáneo, las referencias culturales y las veleidades del comportamiento humano, y donde coexisten novelistas frustrados, detectives victorianos y robots. (Reseña de la editorial)